jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz 2010

Acaba 2009, que para muchos de nosotros ha sido un año importante gracias a esta República de la Imaginación, que se hizo libro. En junio y en diciembre tuvimos la oportunidad de leerla en público y pulsar la respuesta de los respectivos auditorios. En el gota a gota de cada día, hemos visto que el libro era reseñado en blogs con palabras siempre alentadoras, capaces de seguir empujando la magia.

No olvido que 2009 fue el del Premio Nacional de Poesía para Juan Carlos Mestre. No olvido tampoco, que fue el adiós de Mario Benedetti e Idea Vilariño, dos grandes poetas uruguayos que se fueron casi a la vez, dejándome un profundo dolor y una sensación de ausencia que sólo compensan sus libros, llenos de verdad.

En los cuadernos iniciados en 2009 laten ya nuevos proyectos, que tal vez vean la luz en 2010. Para darles voz y palabra, estará este blog, y tal vez algún espacio nuevo donde sigamos viendo crecer la vida y obra de los “Republicanos de la Imaginación”, y la amistad fecunda de la poesía de la concordia.

Queridos amigos y amigas, gracias por todo lo compartido, desde la emoción de lo que vendrá en 2010, el año que nace con los versos de Miguel Hernández, siempre en la memoria.

martes, 22 de diciembre de 2009

ÁRNICA

ÁRNICA.

Acudí ingenuo

a la sombra del árbol cortado,

esperaba la calidez de tu sabiduría.

Lo que no recibí se me clavó el la planta del pie.

Lastimosas se fueron mis pisadas

del lugar donde confundidos

compartimos árnica y desaliento.

Te disculpo,

y aunque no deba,

mañana volveré al árbol cortado,

a lastimarme los pies

con la ausencia de tu amor tan primordial.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Reencuentro

Terminaron los aplausos y la poesía quedó volando en el aire, escondida en nuestra memoria más de lo que éramos capaces de intuir. A la mañana siguiente, la noche siguiente… todas las palabras acudían en tropel y persistía la emoción.

La República de la Imaginación abrió sus brazos a amigos y conocidos, y también a amantes de la poesía cuyos rostros nunca habíamos visto antes.

En La Casa Encendida, elegimos el atril y el foco, mientras de fondo, sonaban músicas inspiradoras y se proyectaban imágenes con las que cada uno había soñado.

En cualquier caso, el encuentro, el hallazgo, volvió a ser mágico y mereció la pena.

El nuestro es un espacio de concordia en la disparidad de los estilos, de aplauso y cariño que alienta nuevos proyectos.

Muchas gracias a todos por hacerlo posible.