Hasta que el dolor encuentre un nombre
hasta que la savia del árbol amarillo
corra por mi sangre y la diluya
como un aroma de azahar y de deseo.
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No os inquiete el saber, yo no tengo ninguno. JOHN KEATS
1 comentario:
Bonito poema, Pilar.
Los tres primeros versos me llegan como un latigazo, el último, suave respecto a los anteriores.
Viene bien un beso en la herida abierta.
Abrazotes.
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