Recientemente he terminado la lectura del libro Leer poesía, escribir poesía (Visor), que recoge las reflexiones de Jaime Gil de Biedma al respecto.
En muchos puntos ha sido esclarecedor… mientras creo –no estoy segura del todo, ¿cúando cabe la seguridad en poesía? –, discrepar en otros.
De Jaime Gil me quedo con una confesión, hecha con ironía y agudeza, con su conocido y elogiado sentido del humor… No es lo más destacable del libro, sino un comentario que aparece entre paréntesis y resulta iluminador, porque explica de forma única el trabajo del poeta: “es lo que hace siempre el poeta, que con el estofado de ayer hace las croquetas del mañana”. Una frase que sirve para explicar qué hacer con un verso revelador y sobrante… de los que cuesta deshacerse.
Además, en su explicación de lo que es leer poesía y escribir poesía… Gil de Biedma deja caer las teorías de aquellos a los que admiró y fueron una referencia para él. De esas anotaciones al pie, recupero la de W. H. Auden en La mano del teñidor y otros ensayos (Barral Editores, Barcelona, 1971): “El aprendiz lee el poema del compañero con esa intención apasionada que los críticos adultos dedican exclusivamente a las obras maestras y los poetas adultos a las propias obras. Las faltas que descubre se traducen en críticas cuyo fin es perfeccionar al compañero. Su verdadera intención es mejorar el poema”.
Hoy he dejado mi primer poema en este blog. Se titula Promesa.
Si hay alguien ahí… puede animarse a ser aprendiz. Sinceramente, creo que leyendo y corrigiendo a otros, uno crece, y tanto…
martes, 2 de febrero de 2010
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