Llega por fin el tiempo
de la palabra:
vencer excusas,
tareas ingratas.
Descubro que soy mi voz…
Que lo vital
es escucharme y escribir.
Nunca debí
haberme detenido,
haberme silenciado.
Nunca.
Del tiempo perdido
no vuelve nadie.
De los trabajos presentes
y poemas futuros
me haré cargo.
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